QUE TRATA DE LO QUE SUCEDIÓ CON EL INGENIOSO ARTI EL LUNES EN LA NOCHE DESPUÉS DE VER A CHACHÚ EN FINCA.
En el espacio aburrido que las paredes y luces brindan, solo se puede adivinar la hora por el sonido de afuera. Afuera donde todo es posible pasa una moto y unos golpes de alguna construcción más lejos.
Al tránsito ajetreado le sigue la calma de los camiones de carga, esa es la hora en la que casi todos duermen, casi todos porque alguien debe estar conduciendo esa máquina pesada y alguien de este lado imaginando.
La incomodidad del concreto me levanta. Todo tan iluminado y blanco pero tan sucio y oscuro. Allá afuera primero fui yo el de las preguntas, luego los tres que llegaron juntos más tarde: Cholo, Moreno y Luis o Ernesto o Héctor, la verdad su nombre era muy genérico para tener un apodo o así lo refirió él mismo.
A ellos por ser indigentes y estar obstaculizando el paso peatonal en la calzada Independencia mientras trataban de ganarse unos míseros pesos vendiendo cosas compradas a cricosos o encontradas en la basura.
Moreno era el más callado. Por la interrogación supe que había pasado 8 años dentro por intento de robo y quizás por eso era el más sereno. Todos conocían ese sitio y también algunos otros más. Cholo comentaba de la manera que había mejorado desde la última vez que ahí estuvo y aunque intercambiamos varios diálogos no me interesó preguntarle nada más allá de lo que soltaba como en soliloquio de repente.
En algún momento cuando le quitaba las agujetas a mis zapatos para entrar, solo el Cholo se mantenía despierto urgando entre sus pertenencias asegurándose toda su mercancía estaba en regla. Sentado a lado mío ya sostenía un cigarrillo en la mano. Eh, cholo, ¿traes ciguis? Rólame uno. Me hizo la mueca de que callara. Sacó del interior de su pantalón una pipa de cristal sosteniendo una sonrisa presumida y luego me acercó la caja de cigarrillos. Tomé uno y me lo llevé a la boca. Luego me dio el encendedor.
Debió ser algo así como las 3am cuando los metieron a la misma celda donde yo ya estaba. Afuera le compré un chaleco al Cholo y me regaló un suéter que me puse para soportar el frío.
En la madrugada Cholo y el que no era Moreno contaron que un compa sí se había pelado. Cholo era el que tenía más chingaderas, a como él dijo, y por eso supo que ya había valido verga cuando vio a los puercos llegar.
¿Y tú qué pedo por qué te metieron? Andaba fumando mota. Está chida tu chamarra. Esperaban fuera algo más interesante pero era evidente. Tenían entre 40 años. Las lentejas de desayuno se las di y se las dividieron equitativamente. También mis tortillas. Solo tomé el agua de jamáica y esperé no les dieran ganas de ir al baño pronto. Cholo no aguantó.
¡Pancho!
¡Oficial!
¿Me da rollo?
¡Pancho!
¡Pancho!
Me daba mucha gracia como pedía un favor a los guardias. Recordé en la madrugada había estado igual pero con agua. Ya después dijo que no les trajeron por andar crudos pero honestamente no los vi tan pedos en la noche que llegaron.
Te digo wey, le decía el Cholo al ‘Luis’, ¿Cuándo me has visto tambaleando, vomitado, malacopa? ¡Nunca! Y pues sabes que me gusta pistiar yo diario ando con mi pachita gluglu dándole al tonayan o lo que haya, pero tú sabes también fumo un chingo de cristal y ya con eso la aguanto toda.
Después de una de las dormitadas vi que habían metido la pipa y recordé que en la universidad el Doctor León me había rogado nunca engancharme al cristal. Desde hace algún tiempo que va a alcohólicos y drogadictos anónimos a estudiar la literatura en grupos de ayuda, la literatura a través del manual, el discurso y el relato. No, profe, esas madres no me laten la neta. O sea no las he probado pero soy más bien de psicotrópicos.
A una cuadra de donde me pararon hay una calle llamada Hospital. Al menos 8 cuadras a la redonda de farmacias no reguladas y facilitadores que pregonan sus servicios: ¡Medicina, medicina! Medicina, joven, ¿alguna medicina que busque?
Una caja de pastillas de clonazepam tirada en la esquina con el Andador Fray Antonio Alcalde, el clonazepam es de la familia de las benzodiacepinas, los medicamentos con prescripción más vendidos de manera ilegal a nivel mundial.
La psicóloga que realizó el tamizaje me dijo que nunca fuera a comprar ahí nada. Que ellos mismos las hacen y que quién sabe que ha de tener.
Me sonó a una de esas jefas preocupada que decían que cuidado con que te regalen droga en dulces o cosas por el estilo que solo conocí hasta ya muy grande y desafortunadamente casi siempre tuve que pagar por ellas
Luego mi defensor de oficio o algo por el estilo que llevaba una chaqueta de cuero café y era muy buenpedo
Cuando les dije que era escritor sonrieron. Él me dijo: parece que vas por buen camino. Yo le dije que me parecía que sí. Pero no lo dijo en un plan culero ni nada. Parecía que decía de alguna manera curiosa que estaba orgulloso Que no estaba siendo grosero y que no la pasaría mal.Ya escribirás de esto. Sí, sí creo, le dije. Luego se metieron, y ahí estuve en la banquita como ya mencioné.
Me pasó que desperté y vi que la pipa ya estaba del lado del Luis pero bien pudo haber sido otra muy parecida. Solo que luego vi como que el Cholo buscaba algo de repente y yo pensé que era la pipa pero no iba a decir nada.
Aunque Cholo era el más extrovertido y con el que más me comuniqué, me daba la impresión que Luis era más prudente y chido.
¿A qué te dedicas? Comerciante dijeron los tres en sus respectivos momentos ¿Y cuánto ganas? Pues como ya le dijo mi compañero, dijo el Luis refiriéndose a lo que había dicho primero el Cholo: Ya ‘ora sí depende de cada cuanto nos andan dejando chambiar, pero si nos andan levantando a cada rato pues no mucho. ¿Pero cuánto? Pues cuando me va bien unos doscientos al día. Va, pongámosle eso.