Un habitar más grande que la metrópolis
Madre
Tú me has hecho cómplice del tiempo:
Cargaste 9 meses y esperaste me alargase
Como una flor,
Como un árbol buscando el rayo de luz del cielo.
Madre
Tú me diste la visión del baile y
La calle
Donde gatitos desamparados huyen del desastre,
Has cobijado a tantas criaturas bajo tu pecho
Y sin embargo siempre tienes espacio para mí entre tus brazos.
Madre
Tú me has dado la palabra mamá y abuela,
Tú me diste mis manos zurdas, mis teclas bien mantenidas y afinadas
Con tu calor espero confortar al mundo entero de
Tanta falsedad y dolor que acecha
Tanta doctrina falsa y mal-llevada acabo
Toda incoherencia o inconsistencia que veo a veces en el espejo
Dentro de este mundo del que
Yo soy parte
No merece tanto amor que
Hay en tu cuerpo
Ma,dre
Solo dos sílabas para nombrarte
Pero mucho(s) texto(s) para agradecerte hacerme
Tan alejado de mi monte
Tan lejos de la orilla del mar
Te escribo líneas que espero sean dulces como todos los manantiales
Como el
Dulce de guayaba o guayabate
Como las
Plantas que tanto cuidas como a tus propias
Hermanas
Madre
Eres tan grande aunque frágil
Eres tan dulce aunque sueles ser severa
Tan risueña como solemne
Tan profana y sagrada
Tan completa como creciente
Como la luna hoy
Como la luna hoy
Lidice fue destruída por los oprimistas nazis el 10 de junio de 1942. Mataron como 300, 400 personas (¿quién es tan desalmado para redondear?) yo no sé el número con exactitud, no sé en qué confiar. Mataron a todo un pueblo, lo hicieron cenizas. Un puñado de corazones latiendo se volvieron un puñado de polvo quieto. Mi abuelo Juan decidió ponerle así a su hija más grande. A la primera hija de Victoria que sin duda no se opuso demasiado. Eso fue para ellos, y ha sido para todos a mi parecer: rebelde y libre, con ideales fuertes por la izquierda y autónomo (romántico), escéptica del régimen y lo preestablecido. Crítica, profunda y hermosa. La ciudad Checoslovaca cerca de algún camino de Praga un poco perdida pero humana. Habitantes con corazón y cerebro.