Todos somos pasajeros foráneos
en un aeropuerto que nos lleva a ningún sitio.
Se pone el pie derecho frente al izquierdo —y viceversa siendo el caso— al caminar,
Se mira incómodo y desconcertado con la privación del sueño,
Bajo los ojos cuelgan angustias,
Arrastrando la delgada línea de todo lo que nos sostiene.