En la luz enloquecida
Mañana engañarás a tu propia juventud
A tu gran juventud luciérnaga
Los ecos solos harán moldes de todos los lugares que existieron
Y en la infinita vegetación transparente
Te pasearás con la celeridad
Que se pide a los animales de los bosques
Acaso te desgranes entre mis despojos
Sin verlos lo mismo que uno se arroja sobre un arma fluctuante
Pero yo perteneceré al vacío semejante a los Peldaños
De una escalera cuyo movimiento se llama muy penoso
Para ti los perfumes desde entonces los perfumes prohibidos
Lo angélico
Bajo el musgo esponjoso y bajo tus pasos que no existen
Mis sueños serán vanos y formales como el rumor de los
párpados del agua en la sombra
Me introduciré en los tuyos para sondear la profundidad
de tus lágrimas
Mis llamadas te dejarán dulcemente vacilante
Y en el tren hecho de tortugas de hielo
No tendrás que tirar de la señal de alarma
Llegarás sola a esta playa perdida
Donde una estrella descenderá sobre tus equipajes de arena
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Libertad. Paul Éluard
Sobre mis cuadernos de colegial Sobre el pupitre y los árboles Sobre la arena sobre la nieve Escribo tu nombre
Sobre todas las páginas leídas Sobre todas las páginas en blanco Piedra, sangre, papel o ceniza Escribo tu nombre
Sobre las imágenes doradas Sobre las armas de los belicosos Sobre la corona de reyes Escribo tu nombre
Sobre la selva y el desierto Sobre los nidos sobre las retamas Sobre el eco de mi infancia Escribo tu nombre